No discutas nunca

85. no discutas nuncaNo discutas. Discutir es inútil. No sirve de nada. Cuando no se puede debatir, se discute. Cuando no hay argumentos, ni humildad, ni receptividad, ni ganas de entenderse; solo queda una opción: la discusión.

Discuten las personas incapaces de comunicarse. Sí, lo más importante, cuando hablamos de comunicación, es la capacidad para escuchar. Si no somos capaces de escuchar, no somos capaces de comunicarnos bien.

La persona que discute no tiene el más mínimo interés en escucharte. Cuando discutimos estamos demasiado ocupados defendiendo nuestro ego o atacando a nuestro adversario. Continuar leyendo «No discutas nunca»

El origen del mal

origenSí, hay gente que disfruta provocando dolor, personas que se sienten bien cuando hacen sufrir a una persona. Sádicos, psicópatas, ególatras, agresivos, pasivo-agresivos, resentidos, agobiados, justicieros, amargados, desalmados y codiciosos ni se inmutan ante el sufrimiento ajeno. No nos olvidemos de los que viven solos en el mundo, los que tienen prioridades incompatibles con las tuyas, de los que juegan contigo y tus sentimientos o de los que están explorando ‘estimulantes’ sensaciones nuevas; ya que para ellos las emociones que pueden estar sintiendo sus víctimas son pequeños detalles sin importancia, banalidades e insignificantes consecuencias de su justificado comportamiento.

Pero ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué infringen dolor? Pues porque se lo pasan bien, disfrutan y se regocijan ante el sufrimiento humano. Según su punto de vista no están haciendo nada malo. ¿De qué otra manera podrían dormir plácidamente? No te creas que ellos también sufren, no te equivoques, no sufren lo más mínimo. Continuar leyendo «El origen del mal»

Aparentemente conectados

conectadosVivimos aparentemente más conectados que nunca. O al menos con más posibilidades de conexión que nunca. Tenemos nuevos y potentes canales de comunicación que nos permiten expandir nuestras posibilidades más allá del tiempo y del espacio.

Pero la realidad es que estamos más desconectados que nunca, especialmente de lo que ocurre en nuestro entorno más cercano y, lo que es más importante, estamos desconectados de las personas que nos rodean.

Vivimos encerrados en un caparazón en forma de pantalla que intensifica el aislamiento social. Esta desconexión nos proporciona la excusa perfecta para no considerar las necesidades de las personas que nos rodean y, por lo tanto, disculparnos de la obligación de empatizar con otras personas y de implicarnos en nuestra sociedad más cercana. Continuar leyendo «Aparentemente conectados»

No luches por quien no te quiere

no luchesEsta semana he tenido dos inputs relacionados con mujeres que querían volver con su ex-pareja, a pesar de no las querían, ni las respetaban ni les importaban.

Una era una joven muy joven, la otra una persona pública ex-pareja de otra persona pública. La primera de las protagonistas pase por inexperta y romántica, pero la segunda… Pues la segunda, de la misma manera que muchas personas, además de no quererse lo suficiente, está confundiendo lo posible con lo probable.

¿Pero qué estáis haciendo? No confundáis el deseo con la realidad. La teoría no siempre se cumple en el mundo real. Lo que podría pasar no se corresponde con lo que en realidad va a pasar. Continuar leyendo «No luches por quien no te quiere»

Siempre es mejor preguntar que suponer

40. mejor preguntarYo defiendo que es mejor preguntar que suponer. Recuerdo el caso de un cliente que me preguntaba el motivo por el que su hijo realizaba determinados comportamientos. Recuerdo como le indicaba que yo no era la persona adecuada para ser preguntada, que le preguntara directamente a su hijo ya que posiblemente le iba a proporcionar información más válida y fiable.

De la misma manera, cuando me ocurre alguna cosa extraña, poco frecuente o incoherente suelo preguntar a mi interlocutor por qué motivo se está comportando de esa manera. Incluso ante muchas de las preguntas que me formulan suelo responder con una pregunta. Las personas que me conocen y mis clientes pueden confirmar que suelo tener las palabras ‘por qué’ en la punta de la lengua. Continuar leyendo «Siempre es mejor preguntar que suponer»

¿Hablamos?

Me gustaría compartir una reflexión que me ha sorprendido mientras estaba trabajando sobre la comunicación en la pareja.

Es curioso analizar como las personas comunicamos nuestras necesidades a los demás, sea nuestra pareja, amigos, familia, vecinos,  jefe, compañeros de trabajo, etc.

Más curioso es, todavía, como les informamos de que necesitamos su ayuda para cubrir nuestras necesidades.

¿Cuántas veces el camino para informar a nuestra pareja de que necesitamos un abrazo ha sido largo y retorcido? ¿Alguna vez te ha pasado que un aislamiento por tu parte en realidad era una petición de una conversación?

La comunicación en la pareja y con otras personas siempre es mejor que sea clara y directa, pero en ocasiones, no somos capaces de reconocer lo que necesitamos. Justo en esos momentos, para esas ocasiones; os animo a que despleguéis vuestra mejor imaginación, a que realicéis un ejercicio de empatía y que con un abrazo y una actitud amable, le preguntéis a vuestra pareja qué necesita.

Sé que es difícil, sé que ante manifestaciones de ira o de desconexión de nuestra pareja lo más fácil es que reaccionemos de la misma manera… Pero es bien cierto, que justo en esos momentos, es cuando se hace necesario un acto de comprensión que transcienda la incapacidad para comunicarse de la pareja y que te ayude a identificar lo que tu pareja te está pidiendo. ¿Acaso no lo podríamos llamar amor?

Lejos de confundirlo con sumisión o con la asunción de una responsabilidad que no debes asumir; me gustaría que lo entendieras como la ejecución de una estrategia que permitirá reequilibrar de nuevo a tu pareja y a la pareja.

Cuando uno de los miembros de la pareja está emocionalmente alterado, sus capacidades cognitivas se ven relegadas a un segundo plano. Todas nuestras funciones superiores se ven afectadas de una u otra manera. Perdemos la creatividad, nuestra capacidad para comunicarnos se torna tosca, somos incapaces de pensar sin distorsionar su contenido, la percepción se torna selectiva, etc.

Justo en ese momento, la parte de la pareja que todavía guarda perspectiva y capacidad de análisis, puede ejercer el papel de facilitador del retorno al equilibrio…

¿Qué te está pidiendo tu pareja? ¿Más cariño? ¿Más atención? ¿Más independencia? ¿Un  espacio sin niños?

¿Habláis? ¿Hablamos?

¿Evitas el amor?

Determinadas personas evitan el amor y otras clases de muestra de afecto y cariño. ¿Por qué ocurre? ¿Por qué muestran dificultades o incapacidad para manifestar amor? ¿Por qué no pueden establecer relaciones íntimas?

He visto a personas que no pueden confiar en los demás. Algunas de ellas tuvieron una relación complicada de la que concluyeron que no valía la penar correr ese riesgo, que no podían confiar en nadie, que estaban mejor solos… Su experiencia negativa ha condicionado su concepto de las relaciones de pareja.

Estas personas necesitan reaprender a relacionarse. Redefinir su concepto del amor, de la confianza y de la intimidad. Posiblemente tuvieron una mala experiencia, pero lo que es peor, la gestión que hicieron de la misma fue peor.

Ante una emoción negativa intensa como puede ser el primer amor o una relación apasionada con un desenlace fatal; nuestra mente reacciona en forma de protección sobre generalizando el origen del peligro y limitando todas las probabilidades de repetir la experiencia dolorosa.

De esta manera establezco conclusiones erróneas basadas en mecanismos de pensamiento distorsionados por un elevado impacto emocional. El proceso más habitual que he podido observar es el de la generalización indiscriminada. Cuando asocias las palabras siempre, todos, nunca o nadie a tu discurso sobre el amor, posiblemente estés generalizando a partir de una experiencia.