Pues no se van a creer lo que les voy a contar. Recuerdo a Eckman proporcionándonos una máxima sobre la mentira: Cuándo lo que te están contando te parece extraño e inverosímil, suele ser verdad; pero cuando lo que te están contando puede parecerte real y con sentido, suele ser mentira.
Pues bien, aquí va mi inverosímil pero real anécdota. El pasado domingo me desperté temprano y salí a correr a la montaña mientras en casa todos dormían. El caso es que empecé a correr y correr y correr y sin darme cuenta atravesé el Cadí por el Coll del Pendís y fui a parar al refugi Sant Jordi. Allí encontré unas indicaciones para subir al Moixeró por la cara sur, lo que me suponía un ahorro importante de tiempo para poder volver a Riu, el lugar donde había dejado el coche.
Bueno, el caso es que al tomar el ‘supuesto’ camino del Moixeró me encontré con una pareja en pleno calentón primaveral. ¡Pero no se crean que eran adolescentes, no! No los miré con detalle ya que pasé más apuro yo que ellos, pero vamos, que los cincuenta años los tenían. Miré hacia otro lado y seguí corriendo mientras sonreía para mi mismo. No es que haya una edad más adecuada que otra para los calentones primaverales en plena naturaleza, pero lo cierto es que las hormonas descontroladas de la adolescencia y primera juventud suelen ser las causantes de este tipo de escenas. Continuar leyendo «La primavera el sexo altera…»