Escribo estas líneas rodeados de bellos prados desde Triacastela después de haber caminado algo más de veinte kilómetros, comido un pincho de tortilla XXL y disfrutado de unas tapas rodeado de personas encantadoramente interesantes.
Hoy ha sido una jornada de toma de contacto con el camino. El conocimiento nos hará libres dijo alguien y así ha sido como hemos disipado todas las dudas y miedos que traíamos con nosotros. Hemos empezado el camino acompañados de nuestros fantasmas y poco a poco se han ido quedando por el camino, con cada paso, con cada trago de agua, con cada foto.
Es curiosa nuestra mente. El maldito “y si” que no nos deja ni a sol ni a sombra, miedos irracionales que se empeñan en nublarnos la visión… Miedos adquiridos, miedos heredados, miedos sobrevenidos, miedos crueles y sibilinos, miedos todos ellos que tratan de protegernos, a menudo de fantasmas inexistentes…
Pero de todos los miedos que tenemos hay uno que me preocupa especialmente que es el miedo a no dar la talla. Nos comparamos con retales de realidad y sacamos conclusiones precipitadas. Precisamente hoy ha salido publicado un artículo en la revista Objetivo Bienestar en el que describo el síndrome del arcoíris, de aquello que solo puede ser observado pero no vivido…
El estigma, el supremacismo, los complejos de inferioridad, las inseguridades y las percepciones están contaminadas y promovidas por nuestros miedos.
Hoy he aprendido tres palabras. La primera de ellas es la de “turigrino” que se utiliza para describir algo a medio camino entre un peregrino y un turista. La segunda ha sido “pindia” que se utiliza en la bella cantabria para describir una cuesta muy empinada y la tercera ha sido “sincio” que describe algo parecido a un antojo o capricho…
Que coqueta es la fortuna que nos pone delante nuestro aquello que necesitamos aprender. Hoy hemos subido varias pindias y nos hemos dado algunos sincios exactamente igual que cualquiera de los peregrinos con los que nos hemos cruzado, caminamos por la misma senda, dormimos y descansamos, comemos y hablamos, descansamos para poder seguir caminando, pero para algunos peregrinos quizás seamos turigrinos, una especie de peregrino de segunda, uno de los que no sufren, de los que tienen algunas comodidades…
Cada uno tiene su propio camino, cada peregrino tiene su motivo, cada alma tiene su causa, cada cuál vive como puede o sabe y nadie merece ser juzgado o etiquetado por ello… Yo personalmente no creo en los castigos, ni en la penitencia, ni mucho menos en el sufrir por sufrir…
Quizás mi vida y mi profesión me han enseñado que ya sufrimos bastante…
Que gran error es ese de ir sentenciando a la gente, de ir juzgando, de ir comparando y jerarquizando, que gran error, que fallo del ego, que falacia de la autoestima… Hoy alguien ha dicho que somos turigrinos, sin conocernos, sin saber nada de nosotros y sin saber que en realidad somos tan peregrinos como ellos…
No integres lo que digan de ti… date la oportunidad de conocerte, de sorprenderte, de actualizarte, de descubrirte, de amarte… Descubre que a pesar de tus imperfecciones eres una persona maravillosa. Asume que aceptarse a uno mismo no tiene nada que ver con tener una actitud conformista, asume una actitud Wabi Sabi…
Hoy el camino nos ha dado una gran lección de vida, hoy nos ha enseñado que somos libres de ser y expresarnos a pesar de las miradas ajenas. Bueno también hemos aprendido que el pincho de tortilla del Alto do Poio es espectacular, que la buena notícia de encontrar un trabajo alegra y contagia a tus compañeros del camino, que uno nunca sabe lo que va a pasar y que de cinco hemos pasado a ser seis incorporando a Biotza una valiente Bilbaina que se lanzó a caminar en solitario y muchas cosas más…
Pero lo más importante que hemos aprendido hoy es que somos capaces de hacer muchas más cosas de las que creemos… sí, la vida está detrás de nuestos miedos… aunque a veces haga falta hacer una locura para saberlo… asi que hoy hemos aprendido, que cometemos pocas locuras en nuestra vida…
Quizás además del conocimiento, la aventura nos hará libres…