Creo que tendríamos que dejar de hablar de política para empezar a hablar de deseos. Yo de política no sé nada, pero de deseos sí. Observo a mi alrededor, como el privilegiado testimonio y protagonista de este momento histórico que soy.
Algo más de 4 millones de personas han expresado sus deseos. Algo más de un millón no. Unos desean la independencia, otros no y como humildes y predecibles mortales, somos capaces de distorsionar la realidad hasta hacerla coincidir con nuestros deseos. Bueno todos no, saber ver la realidad libre de contaminación subjetiva requiere de un ejercicio de madurez y de fortaleza emocional. De hecho la diferencia entre un fracaso o un éxito, radica, en numerosas ocasiones, en la gestión del deseo.
También puedo hablar de emociones. Te puedo explicar que un estado emocionalmente intenso provoca que nuestra razón desaparezca y que la impulsividad, la excitación y la vehemencia tomen el control de nuestra mente. Sí, exactamente igual que has podido ver en la película ‘Del revés’ de Disney. El miedo, la ira, la tristeza o el asco son malos consejeros cuando se sienten fuertes y toman el mando de nuestro centro de control. La emoción es rápida, pero poco precisa. Apenas un cuarto de segundo después llega la cognición para gestionar la emoción y dar una respuesta apropiada… Pero en algunos casos, preferimos seguir embriagados por el trance del secuestro emocional y renunciamos a nuestro más preciado tesoro… La capacidad para pensar, razonar y analizar. Continuar leyendo «Prohibido hablar de política»