Querido Miguel me enseñaste a ser curioso. A día de hoy, con mis 42 años, soy capaz de estar reposando en un prado después de una excursión y levantarme excitado para ir a explorar lo que parece una cueva allá en lo lejos, en la ladera de otra montaña, de sacar una guía de observación de rapaces para identificar lo que parece un quebrantahuesos en pleno vuelo o de buscar información sobre un concepto nuevo o desconocido por mi. Cuando escribí Fortaleza Emocional, tenía claro que una de las fortalezas emocionales era la curiosidad, de la misma manera que tenía claro que si yo era tan curioso era gracias a ti.
Querido maestro me enseñaste a explorar lo desconocido, pero también a explorar lo conocido. ¡Tenemos tanto por explorar! Cada día tenemos muchas cosas por explorar, pero para poder conseguirlo necesitamos adoptar la actitud de un explorador inquieto que desea profundizar en su conocimiento del mundo y de las personas. Todo es bello y estimulante si tienes la mirada de un explorador. Continuar leyendo «Querido Miguel, explora en paz»