miércoles 18 de julio de 2018 – Una mirada amable…

Hoy hemos culminado nuestra segunda etapa entre Triacastela y Sarria. Ha sido una etapa tranquila, suave con unos cuatro kilómetros de subida para ganar algo más de 350 metros de desnivel y unos 500 de bajada en unos 14 kilómetros.

Hoy no hemos andado solos, nos han acompañado unas amigas llamadas agujetas que tras cada parada nos recordaban que cumplir nuestros sueños requiere de cierto esfuerzo, dosificación, nutrición, hidratación y descanso, como en la vida misma.

Hoy es un día en el que hemos andado con el corazón más que con las piernas y es que los grandes logros requieren de grandes esfuerzos, pero tambien de grandes goces y grandes descansos.

No obstante, del correcto equilibrio entre gozo y esfuerzo somos todos unos expertos, de la hidratación y de la nutrición también… Así que hoy hemos podido disfrutar de nuestra primera pulpería y ha sido todo un acierto.

¿A qué pulpería vas habitualmente? He preguntado a una persona y allá hemos ido… y la verdad es que entre empanada, pulpo, caldero, queso y dulce de membrillo hemos recuperado las fuerzas invertidas en la etapa de hoy.

Pues en esa pulpería hemos conocido a Encarnación y a Carlos, una amable pareja que nos ha recomendado qué pedir y nos ha informado de algunas alternativas gastronómicas de aquí a Santiago. Pero vaya encanto de personas…

Todavía no me he encontrado a nadie de quien no pudiera aprender alguna cosa y aquí estoy dispuesto a compartir lo aprendido de Carlos y Encarnación: su buen humor y su mirada amable. El sentido humor sin duda es una salvaguarda y un facilitador de las relaciones sociales y personales, sin duda, pero también es un precursor y un facilitador de la felicidad.

La mirada amable es algo maravilloso. En Wabi Sabi, mi próximo libro, hablo largo y tendido de ello dada la importancia que tiene. Si sólo os pudiera dar un consejo éste sería que adoptarais una mirada amable con las personas, con la vida y con vosotros mismos.

Detrás de una mirada amable podrás encontrar una actitud abierta, receptiva y compasiva que busca poner en contexto lo que está viendo. Una mirada amable te permite descubrir lo que tienes a tu alrededor, conectar con la vida, entender la mirada de tu interlocutor y comprender el sentido de vuestro encuentro.

La mirada amable de Carlos y Encarnación les ha permitido ver que éramos foráneos en su tierra y que un consejo nos vendría bien. Su mirada amable ha ido más allá de la simple empatía y les ha motivado a ayudarnos, a guiarnos y a orientarnos, enriqueciendo nuestra experiencia sin apenas nada de esfuerzo por su parte.

¿Qué les ha costado? Pues exactamente nada… ¿Qué les impedía seguir en silencio ignorando a unos peregrinos más sin pena ni gloria? Pues exactamente nada…

Pero ese nada, el primer nada, es la diferencia entre una vida plena, con sentido y conectada y una vida sobrevivida…

No lo olvides, adopta una mirada amable, también contigo mismo, y con esa mirada amable, analiza si te estás comprendiendo, relativizando, contextualizando y mimando… posiblemente te sorprendas…

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