Pánico al silencio

103. panico al silencioNo podemos soportar el silencio. El otro día colgaba en Facebookun vídeo en el que se recogían los sonidos del bosque, concretamente de un bosque del Cadí, en la comarca de La Cerdanya, en pleno Pirineo. Ese mismo día me cruzaba con una persona corriendo en medio de la nada, en medio del bosque, rodeado de montañas, en el mejor de los escenarios y con la mejor banda sonora posible.

Le saludé. No me correspondió el saludo. Al cruzarse delante mío llegué a observar que estaba desconectado de tan maravilloso entorno por unos auriculares. Imagino que iría escuchando música.

No podemos conectar con la experiencia si no ponemos los cinco sentidos en lo que estamos haciendo. Pero nos da miedo el silencio. Nos empeñamos en hacer ruido para no tener que escucharnos. Continuar leyendo «Pánico al silencio»

La primavera el sexo altera…

102. la promavera el sexo alteraPues no se van a creer lo que les voy a contar. Recuerdo a Eckman proporcionándonos una máxima sobre la mentira: Cuándo lo que te están contando te parece extraño e inverosímil, suele ser verdad; pero cuando lo que te están contando puede parecerte real y con sentido, suele ser mentira.

Pues bien, aquí va mi inverosímil pero real anécdota. El pasado domingo me desperté temprano y salí a correr a la montaña mientras en casa todos dormían. El caso es que empecé a correr y correr y correr y sin darme cuenta atravesé el Cadí por el Coll del Pendís y fui a parar al refugi Sant Jordi. Allí encontré unas indicaciones para subir al Moixeró por la cara sur, lo que me suponía un ahorro importante de tiempo para poder volver a Riu, el lugar donde había dejado el coche.

Bueno, el caso es que al tomar el ‘supuesto’ camino del Moixeró me encontré con una pareja en pleno calentón primaveral. ¡Pero no se crean que eran adolescentes, no! No los miré con detalle ya que pasé más apuro yo que ellos, pero vamos, que los cincuenta años los tenían. Miré hacia otro lado y seguí corriendo mientras sonreía para mi mismo. No es que haya una edad más adecuada que otra para los calentones primaverales en plena naturaleza, pero lo cierto es que las hormonas descontroladas de la adolescencia y primera juventud suelen ser las causantes de este tipo de escenas. Continuar leyendo «La primavera el sexo altera…»

La culpa no es de Podemos

101. la culpa no es de podemosLa culpa no es de Podemos. Tampoco de Pedro Sánchez, ni de Albert Rivera ni de Mariano Rajoy. Quizás creas que la culpa es de los Catalanes, de Ada Colau o de Puigdemont. Tampoco, vas errado. ¡Ya sé! La culpa es de los cofrades. ¡Pues tampoco! ¿Del ejército? Nada de nada.

La culpa es nuestra. Solo nuestra. Sí nuestra. ¿Qué quienes somos nosotros? Pues nosotros. Todos nosotros. Tú y yo y todas y cada una de las personas que conoces tú y que conozco yo. Creemos que la culpa de lo que nos ocurre es de otra persona, diluimos nuestra responsabilidad y dejamos de esforzarnos esperando que pase algo o que alguien haga algo. Nada nuevo bajo el sol. A principios del siglo pasado Ringelmann bautizó lo que acabo de describir como holgazanería social. Continuar leyendo «La culpa no es de Podemos»

Sigue corriendo

100. sigue corriendoEl sábado pasado mi hija corrió su primera carrera. A pesar de que voy a correr habitualmente y de haber organizado alguna que otra carrera, no fui yo el instigador de tal gesta. La incitadora fue su prima… Sí, su prima así que ya me tienes preparando la maleta y conduciendo 180 quilómetros para llevarla a su primera carrera, una carrera de menos de un quilómetro en la que aprendió muchísimas cosas.

Mi hija aprendió a conocerse y a conocer las reacciones de su cuerpo. Sin darse cuenta desarrolló su capacidad propioceptiva y aprendió a relacionar las sensaciones que sentía con una estrategia. Se dio cuenta de que es importante entrenarse para que cuando llegue el momento de la verdad, todo sea más fácil. Aprendió a regularse y a dosificarse sabiendo que una carrera siempre se hace larga y que tenemos que ser capaces de mantener un ritmo constante de principio a fin. Continuar leyendo «Sigue corriendo»

Carta a cualquier mujer

mujerQuerida Núria te veo dormir plácidamente y esbozo una sonrisa. Qué extraña cualidad tienes que puedes darme paz con tan solo mirarte. Querida mujer, querida cualquier mujer, duermes en reposo y eres capaz de generar mil emociones con solo mirarte. Más de una vez he manifestado mi admiración por ti, mi admiración por la mujer que eres y por los millones de mujeres a las que representas. Te miro y veo a una mujer que ha luchado toda su vida. Una mujer que ahora descansa pero que no ha parado ni un solo minuto de luchar y de demostrar su valía. Sí, la mujer parte de más abajo, de más atrás, con más lastre y con peores condiciones. Injusto pero real.

Querida mujer, tu no has vivido; tu has tenido que luchar la vida contra estigmas, miedos y estereotipos. Eres fuerte, eres un compendio de virtudes y eso puede provocar que algunos hombres, muchos hombres, se sientan inseguros y temerosos al verse reflejados en ti. Hombres que intentarán taparte, lastrarte, culpabilizarte y provocarte inseguridad. Continuar leyendo «Carta a cualquier mujer»

Café amargo

cafe amargoPonme otro café. Sin azúcar. Amargo, como la vida misma. Amargo como mi trabajo, como mi mierda de trabajo. Amargo como mi pareja. Amargo como mis hijos. Amargo como la cerveza que necesito tomarme antes de llegar a casa. Amargo como la amarga sensación de que a todo el mundo le va mejor que a mí.

Con tanta amargura nos focalizamos en buscar chivos expiatorios de nuestro mal humor y nos enfadamos por cualquier cosa. Nos enfada el sol, nos enfada la lluvia y nos enfada el tiempo en general. Nos enfada si el jefe cuenta con nosotros o si no cuenta, si nos da más trabajo o si no nos lo da para no sobrecargarnos.

Con tal sobredosis de amargura nos volvemos más intolerantes y más sensibles y nos molesta todo. Nos molesta nuestra pareja, los niños, el perro, el tráfico y la vida. Pero cómo no va a molestarnos si incluso nos molestamos nosotros mismos. Continuar leyendo «Café amargo»

Insatisfacción crónica

insatisfacciónEmpiezo a trabajar a las ocho de la mañana. No soy más que un reponedor de un supermercado. Si pudiera ser cajero mi vida cambiaría. Eso sí que es un buen trabajo. Todo el día sentado y hablando con clientes.

Vaya agobio. Todo el día escuchando problemas de los clientes. Si en vez de cajero pudiera ser encargado de supermercado todo cambiaría. Me gustaría estar en el despacho, rodeado de papeles y asistiendo a reuniones importantes en la central.

Otra reunión en la central. Vaya caña que nos dan, además estamos todo el día encerrados en un local. Si pudiera trabajar al aire libre sería feliz, disfrutando del sol y de la brisa en la cara, a mi aire, todo el día en la calle.

Llueve otra vez, estoy harto de trabajar en la calle. Cada día es igual. Coge una cámara y haz fotos de manifestaciones, cubre eventos, asiste a cócteles. Odio los cócteles, odio comer canapés, todos son iguales. Si pudiera trabajar tranquilamente en un banco. Yo quiero ser director de una oficina bancaria. Un director respetado… Continuar leyendo «Insatisfacción crónica»

¿Cómo te ha ido el dia?

como te ha ido el diaHola cariño. ¿Cómo te ha ido el día? Siento haberte levantado tan rudamente. ¿Qué? Tienes razón. Si lo prefieres te levanto un poco antes para que puedas despertarte a tu ritmo, vestirte a tu ritmo y desayunar a tu ritmo. A veces olvido que eres un niño. Pretendemos que te integres rápidamente en este trepidante ritmo que nos marca la sociedad.

A mí tampoco me gusta. ¿Qué por qué lo hago? Pues no lo sé cariño. Ahora no quiero pensar sobre eso. Me pongo triste. Gracias cariño, tus besos son maravillosos. Venga acábate la merienda que tienes que hacer los deberes. Vaya, otra vez con las prisas. olvidaba que has estado todo el día en el colegio. Continuar leyendo «¿Cómo te ha ido el dia?»

Profesores bajo control

Controlamprofesores bajo controlos todo lo que es peligroso, o al menos eso es lo que pretendemos. Los pilotos de avión pasan controles psicológicos y físicos frecuentemente, los policías y militares también. Controlamos a los bomberos con pruebas exigentes. Controlamos a cargos directivos que tienen poder y a obreros que trabajan con materias peligrosas.

Controlamos a los deportistas para que no hagan trampas. Controlamos a empresas y entidades financieras. Controlamos lo que comemos y lo que respiramos, dónde vivimos y qué hacemos con los residuos.

Tenemos una cierta tendencia a controlar el peligro, pero solo controlamos el peligro evidente. La capacidad de influencia de un profesor es absolutamente increíble, por lo que el peligro que supone es terrible, cada día durante muchas horas a solas con los niños. Antes de entrar en detalles quiero expresar mi reconocimiento más sincero a todos los buenos y responsables profesores que ejercen su trabajo con vocación y respeto. Continuar leyendo «Profesores bajo control»

Overbooking de series sádicas

overbookingHace unos días me llamaron para informarme que con mi tarifa de teléfono tenía incluido un servicio que no estaba disfrutando: una antena parabólica que me proporcionaba acceso a un centenar de canales vía satélite.

El caso es que con esta súper antena me senté delante de la televisión a ver mis nuevos canales. Me gustaría compartir mis conclusiones después de un rato haciendo zapping: la cantidad de sadismo y crueldad que observé.

Empiezo por las series. Terrible. Escalofriante. No es que sean duras, es que son ilustrativamente sádicas. ¿Qué efecto tiene visualizar tanto dolor? Como mínimo normaliza algo que no es normal, lo cual es preocupante; pero es que además proporcionan ideas retorcidas y creativas para poder infringir más sufrimiento a posibles víctimas. ¿Qué sentido tiene? Claro, tanto ver abusos de poder, asesinatos, resentimientos, venganzas y frustraciones varias, nuestro cerebro entra en una especie de resonancia cruel en la que, como mínimo, prestaremos atención selectiva a situaciones que nos permitan sintonizar con la posibilidad de infringir dolor a aquellas personas que creemos que se lo merecen, pasemos o no a la acción. Continuar leyendo «Overbooking de series sádicas»