Controlamos todo lo que es peligroso, o al menos eso es lo que pretendemos. Los pilotos de avión pasan controles psicológicos y físicos frecuentemente, los policías y militares también. Controlamos a los bomberos con pruebas exigentes. Controlamos a cargos directivos que tienen poder y a obreros que trabajan con materias peligrosas.
Controlamos a los deportistas para que no hagan trampas. Controlamos a empresas y entidades financieras. Controlamos lo que comemos y lo que respiramos, dónde vivimos y qué hacemos con los residuos.
Tenemos una cierta tendencia a controlar el peligro, pero solo controlamos el peligro evidente. La capacidad de influencia de un profesor es absolutamente increíble, por lo que el peligro que supone es terrible, cada día durante muchas horas a solas con los niños. Antes de entrar en detalles quiero expresar mi reconocimiento más sincero a todos los buenos y responsables profesores que ejercen su trabajo con vocación y respeto. Continuar leyendo «Profesores bajo control»