Enfádate

109. enfadateRecoge toda la ira que acumulas y enfádate. Enfadarse no es malo, ni mucho menos. La ira es una de las seis emociones básicas que nos permiten seguir vivos. ¿Quién ha dicho que la ira es mala? ¿Quién ha dicho que enfadarse es malo? No todos los enfados son malos

Recoge todas las frustraciones que sufres cada día, sí todas, no te dejes ninguna y enfádate. ¿No estás harta de tanta frustración? Pues haz algo con ella, enfádate, enfádate mucho. Enfádate con la vida, con la frustración y con las personas que te frustran, a pesar de que seas tú misma.

Recoge todas las milongas, fábulas y cuentos que te hicieron creer y enfádate, enfádate con razón. ¡Pero si no son reales! ¿Cómo no vas a enfadarte? Te han tomado el pelo, nos han tomado el pelo, nos han hecho creer una película… una película que no es más que mera fantasía. Continuar leyendo «Enfádate»

Fibromialgia, «finishers» del dia a dia

107. fibromialgia finishersRíete tú de los grandes retos deportivos. Me río yo de los que suben grandes montañas, me río yo de los que suben los 14 ochomiles, de los que suben cumbres vírgenes o de los que escalan paredes verticales de miles de metros.

Nada hombre, vaya chorradas de retos. ¿Cruzar el estrecho a nado? Vaya nimiedad. Nada de nada, ni cruzar el Atlántico a remo, ni atravesar el desierto, ni adentrarse en la jungla, ni tan solo cruzar europa en bicicleta… ¡Auténticas tonterías!

Si quieres conocer a un ultra atleta ponte en la piel de una persona afectada de fibromialgia. Intenta salir de la cama después de no haber podido dormir por culpa del dolor, del dolor provocado por el peso de tu mismo cuerpo, del dolor provocado por el peso de la manta, del dolor de saber que tienes que levantarte y sonreírle a tus hijos cuando ni tan solo eres capaz de comprender qué es lo que te está pasando. Continuar leyendo «Fibromialgia, «finishers» del dia a dia»

Recuerdos de un celiaco

106. recuerdos de un celiacoHace justo un año escribía un artículo titulado los celíacos no son personas normales en el que explicaba las desventuras que vivía un celíaco en el día a día. Pues justo hoy he recibido el siguientecorreo de una persona celíaca.

«Llevamos alojados unos días en un hotel y un camarero encantador y con una gran sensibilidad hacia el tema nos ha tratado maravillosamente; pero hoy, justo hoy, ha cambiado el turno y de nuevo nos hemos topado con alguien que nos ha mirado como si fuéramos unos paranoicos, egocéntricos, divos desconsiderados.

Hoy, justo hoy, nuestra vida en el hotel ha pasado de ser relativamente normalizada a ser incómoda.

Siempre hay un día dónde tu vida cambia. Para algunas personas éste es el día de su boda; el día que marca un cambio de etapa. Para otras personas ese día tan especial es el día en el que termina la carrera, el día que le tocó la lotería, el día que fue padre o madre o el día en el que rescató a su perro de la calle. Continuar leyendo «Recuerdos de un celiaco»

Hasta el moño de los deberes

105. hasta el moño de los deberesNunca he creído en los deberes, sean escolares profesionales. Nunca le he encontrado el sentido a tener que llevarte trabajo a casa.

Imagínate que tu hijo llega a casa sin deberes. Quizás, después de descansar un poco, podría ponerse a leer, o a investigar en Internet sobre algunos de los temas que ha tratado en clase, o incluso a tocar algún instrumento.

Quizás, si tu hijo no tuviera deberes, podría complementar su formación con alguna práctica deportiva que le ayude a que su cuerpo crezca tonificado, con alguna práctica plástica que estimule su creatividad o con alguna práctica artística que desarrolle su sentido musical. Continuar leyendo «Hasta el moño de los deberes»

Pánico al silencio

103. panico al silencioNo podemos soportar el silencio. El otro día colgaba en Facebookun vídeo en el que se recogían los sonidos del bosque, concretamente de un bosque del Cadí, en la comarca de La Cerdanya, en pleno Pirineo. Ese mismo día me cruzaba con una persona corriendo en medio de la nada, en medio del bosque, rodeado de montañas, en el mejor de los escenarios y con la mejor banda sonora posible.

Le saludé. No me correspondió el saludo. Al cruzarse delante mío llegué a observar que estaba desconectado de tan maravilloso entorno por unos auriculares. Imagino que iría escuchando música.

No podemos conectar con la experiencia si no ponemos los cinco sentidos en lo que estamos haciendo. Pero nos da miedo el silencio. Nos empeñamos en hacer ruido para no tener que escucharnos. Continuar leyendo «Pánico al silencio»

La primavera el sexo altera…

102. la promavera el sexo alteraPues no se van a creer lo que les voy a contar. Recuerdo a Eckman proporcionándonos una máxima sobre la mentira: Cuándo lo que te están contando te parece extraño e inverosímil, suele ser verdad; pero cuando lo que te están contando puede parecerte real y con sentido, suele ser mentira.

Pues bien, aquí va mi inverosímil pero real anécdota. El pasado domingo me desperté temprano y salí a correr a la montaña mientras en casa todos dormían. El caso es que empecé a correr y correr y correr y sin darme cuenta atravesé el Cadí por el Coll del Pendís y fui a parar al refugi Sant Jordi. Allí encontré unas indicaciones para subir al Moixeró por la cara sur, lo que me suponía un ahorro importante de tiempo para poder volver a Riu, el lugar donde había dejado el coche.

Bueno, el caso es que al tomar el ‘supuesto’ camino del Moixeró me encontré con una pareja en pleno calentón primaveral. ¡Pero no se crean que eran adolescentes, no! No los miré con detalle ya que pasé más apuro yo que ellos, pero vamos, que los cincuenta años los tenían. Miré hacia otro lado y seguí corriendo mientras sonreía para mi mismo. No es que haya una edad más adecuada que otra para los calentones primaverales en plena naturaleza, pero lo cierto es que las hormonas descontroladas de la adolescencia y primera juventud suelen ser las causantes de este tipo de escenas. Continuar leyendo «La primavera el sexo altera…»

Sigue corriendo

100. sigue corriendoEl sábado pasado mi hija corrió su primera carrera. A pesar de que voy a correr habitualmente y de haber organizado alguna que otra carrera, no fui yo el instigador de tal gesta. La incitadora fue su prima… Sí, su prima así que ya me tienes preparando la maleta y conduciendo 180 quilómetros para llevarla a su primera carrera, una carrera de menos de un quilómetro en la que aprendió muchísimas cosas.

Mi hija aprendió a conocerse y a conocer las reacciones de su cuerpo. Sin darse cuenta desarrolló su capacidad propioceptiva y aprendió a relacionar las sensaciones que sentía con una estrategia. Se dio cuenta de que es importante entrenarse para que cuando llegue el momento de la verdad, todo sea más fácil. Aprendió a regularse y a dosificarse sabiendo que una carrera siempre se hace larga y que tenemos que ser capaces de mantener un ritmo constante de principio a fin. Continuar leyendo «Sigue corriendo»

Carta a cualquier mujer

mujerQuerida Núria te veo dormir plácidamente y esbozo una sonrisa. Qué extraña cualidad tienes que puedes darme paz con tan solo mirarte. Querida mujer, querida cualquier mujer, duermes en reposo y eres capaz de generar mil emociones con solo mirarte. Más de una vez he manifestado mi admiración por ti, mi admiración por la mujer que eres y por los millones de mujeres a las que representas. Te miro y veo a una mujer que ha luchado toda su vida. Una mujer que ahora descansa pero que no ha parado ni un solo minuto de luchar y de demostrar su valía. Sí, la mujer parte de más abajo, de más atrás, con más lastre y con peores condiciones. Injusto pero real.

Querida mujer, tu no has vivido; tu has tenido que luchar la vida contra estigmas, miedos y estereotipos. Eres fuerte, eres un compendio de virtudes y eso puede provocar que algunos hombres, muchos hombres, se sientan inseguros y temerosos al verse reflejados en ti. Hombres que intentarán taparte, lastrarte, culpabilizarte y provocarte inseguridad. Continuar leyendo «Carta a cualquier mujer»

Café amargo

cafe amargoPonme otro café. Sin azúcar. Amargo, como la vida misma. Amargo como mi trabajo, como mi mierda de trabajo. Amargo como mi pareja. Amargo como mis hijos. Amargo como la cerveza que necesito tomarme antes de llegar a casa. Amargo como la amarga sensación de que a todo el mundo le va mejor que a mí.

Con tanta amargura nos focalizamos en buscar chivos expiatorios de nuestro mal humor y nos enfadamos por cualquier cosa. Nos enfada el sol, nos enfada la lluvia y nos enfada el tiempo en general. Nos enfada si el jefe cuenta con nosotros o si no cuenta, si nos da más trabajo o si no nos lo da para no sobrecargarnos.

Con tal sobredosis de amargura nos volvemos más intolerantes y más sensibles y nos molesta todo. Nos molesta nuestra pareja, los niños, el perro, el tráfico y la vida. Pero cómo no va a molestarnos si incluso nos molestamos nosotros mismos. Continuar leyendo «Café amargo»

Insatisfacción crónica

insatisfacciónEmpiezo a trabajar a las ocho de la mañana. No soy más que un reponedor de un supermercado. Si pudiera ser cajero mi vida cambiaría. Eso sí que es un buen trabajo. Todo el día sentado y hablando con clientes.

Vaya agobio. Todo el día escuchando problemas de los clientes. Si en vez de cajero pudiera ser encargado de supermercado todo cambiaría. Me gustaría estar en el despacho, rodeado de papeles y asistiendo a reuniones importantes en la central.

Otra reunión en la central. Vaya caña que nos dan, además estamos todo el día encerrados en un local. Si pudiera trabajar al aire libre sería feliz, disfrutando del sol y de la brisa en la cara, a mi aire, todo el día en la calle.

Llueve otra vez, estoy harto de trabajar en la calle. Cada día es igual. Coge una cámara y haz fotos de manifestaciones, cubre eventos, asiste a cócteles. Odio los cócteles, odio comer canapés, todos son iguales. Si pudiera trabajar tranquilamente en un banco. Yo quiero ser director de una oficina bancaria. Un director respetado… Continuar leyendo «Insatisfacción crónica»