Mandela, Obama y los lazos que unen el espíritu humano

mandelaEn ocasiones me sorprendo a mi mismo fantaseando o imaginando una escena con todo lujo de detalles, como si la estuviera viviendo en realidad. Hoy, mientras preparaba una charla sobre liderazgo, me ha sorprendido una de estas escenas. En mi particular homenaje a Mandela, me estaba documentando e inspirando en algunos de los discursos pronunciados durante su funeral para usarlos en la ponencia.

Después de leer el discurso de Obama la imaginación ha tomado el control de mi mente y me he visto sentado junto al presidente Obama en el vuelo de retorno a Washington. De hecho, como imagen onírica que se trataba, no puedo discernir si estaba sentado a su lado como un observador invisible o si estaba dentro de su mente. En cualquier caso tenía la capacidad de poder ver y oír lo que pensaba el presidente.

En mi imagen podía ver a Obama recostado en su asiento, con la cabeza apoyada en su mano derecha, ligeramente inclinada y lo ojos cerrados. No dormía, reflexionaba. La cabeza de Obama estaba repleta de palabras e imágenes. El funeral le había provocado un torrente de emociones, pensamientos y reflexiones que intentaba analizar.

Ubuntu. El sentimiento que nos invade cuando nos sentimos unidos a otra u otras personas; cuando sentimos los lazos que unen el espíritu humano. Ubuntu. Resonaba en su mente, una y otra vez. El líder capaz de sentir el Ubuntu de las personas que le rodean, será el líder capaz de liderar el cambio. Mandela fue capaz de sentir lo mismo que las personas a las que lideraba, fue capaz de percibir sus necesidades, involucrarlas en un objetivo y hacerlas protagonistas del cambio.

Esencia de Mandela

Obama quería abstraer la esencia de Mandela, quizás porque quería ser recordado como Mandela, no lo sé con certeza, lo que tan solo sé es como continuó el curso de sus pensamientos. Mandela, el líder, fue la persona a la que recurrió el pueblo cuando necesitaba una convicción, una dirección a seguir, un objetivo y la seguridad necesaria para enfrentarse a una amenaza, superar un reto o conseguir un objetivo. Y lo que hizo Mandela fue escuchar, entender la necesidad de las personas a las que lideraba e inspirarlos para que trabajaran en la dirección correcta, en la dirección para alcanzar sus sueños, unos sueños que parecían imposibles.

¡Ya lo tengo! Obama esbozó una sonrisa. Poco a poco se iba despejando la maraña de pensamientos que invadía su mente. Si quería ser un buen líder debía escuchar las necesidades de su pueblo. Pero era tan importante lo que hacía así como la manera en que lo hacía. Obama se dio cuenta de que, al igual que Mandela, debía involucrar a la gente, no darle soluciones sino inspirarlos y darles una dirección y unos objetivos.

¿Pero como lo iba a conseguir? Siguió reflexionando. Ahora cambió de postura, recostó la cabeza en uno de los laterales de su asiento. De repente se le apareció una imagen de Mandela con una frase. La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. ¡Cierto! Debo revisar el sistema educativo, se dijo para sí mismo. Debemos revisar la formación que reciben nuestros hijos, nuestro futuro. ¿Qué están aprendiendo? ¿De quién están aprendiendo? ¿Cuáles son sus influencias? ¿Los estamos formando en valores?

Líderes

La escuela no debe ni puede ser el encargado de formar a nuestros hijos. En la escuela aprenden muchas cosas y muy importantes, pero la formación no depende tan solo de la escuela; el papel de los padres es crítico. ¿Pero qué modelo ven los hijos en sus padres? ¿Ven un líder? ¿O es una figura ausente? Deberíamos revisar el estilo de vida. Obama revisó su estilo de vida. Miles de imágenes se agolparon ante su mente…con sus hijos, con su esposa…

De hecho los primeros líderes que tenemos son los padres. Del buen líder necesitamos su contacto emocional, empatía, comprensión, buen humor y seguridad que nos motiven a trabajar y a ser mejores. ¿Este es el ejemplo que ven nuestros hijos? Ante un líder que carece de credibilidad los niños buscarán la orientación emocional en otras figuras que les den más confianza y respeto… ¿Pero y si no las encuentran? ¿Qué pasa cuando el líder no sabe o no quiere empatizar? ¿Qué pasa cuando el líder está ausente? ¿Qué tipo de líder soy yo? ¿Escucho? ¿Estoy ausente? ¿Recojo las necesidades de la mayoría o de una minoría influyente? El líder disonante esta desconectado de los sentimientos del grupo, moviliza sus emociones negativas y provoca una espiral negativa que empieza en la frustración y termina con resentimiento, rencor y rabia.

Buen líder

Obama se percató de que estaba pensando en negativo, decidió dar un giro más constructivo a su hilo de pensamiento. La capacidad del líder para inducir un estado de ánimo positivo y cooperativo es fundamental para determinar el éxito del equipo, de la educación o de la tarea. Entonces debemos empezar por los adultos, responsables de la educación de sus hijos. Han de poder estar presentes, estar receptivos y ser un ejemplo de entusiasmo inspirador. Deben poder sintonizar con los sentimientos de sus hijos, de las personas a las que lideran y encauzarlos en una dirección emocionalmente positiva. El buen líder motiva, inspira, une y moviliza… como Mandela… ¿Cómo yo? ¿Cómo millones de padres y madres?

Estas reflexiones sobre el líder resonante fueron descubiertas hace algunos años por Daniel Goleman, conocido por su ensayo sobre la inteligencia emocional, Richard Boyatzis, un prestigioso académico dedicado a estudiar el liderazgo y Annie Mckee asesora de numerosos e influyentes líderes. ¡Ups! Ya he vuelto a la realidad. Estoy un poco confuso. Mezclo reflexiones de Mandela, Obama, Goleman, Mckee y Boyatzis con temas como el liderazgo, la educación o el estilo de vida.

Mensaje

Me gustaría creer que el centenar de líderes que han acudido al funeral de Mandela se hayan impregnado de su mensaje y, al igual que el protagonista de mi ensoñación, estén deseosos de operativizarlo y llevarlo a la práctica. De hecho el mejor homenaje que podrían rendir a Mandela consiste en poner en práctica sus convicciones sobre la educación, el respeto, la compasión, la tolerancia, la libertad, el derecho a elegir tu destino y la democracia…

Me gustaría imaginar a unos líderes que en el avión de regreso a sus países, están reflexivos, con la cabeza repleta de sentimientos y de ideas… a unos líderes que han sentido la unión de los lazos humanos, a unos líderes que, embrujados por el hechizo de Ubuntu, estén impacientes por construir un mundo mejor.

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