La mejor decisión de Wert

wertLeo un titular que anuncia la dimisión del ministro Wert. Parece ser que no puede soportar más la presión a la que se ve sometido. Al indagar más sobre el tema veo que se trata de una noticia falsa y después de superar la decepción inicial me empiezan a invadir multitud de preguntas. ¿Podría dimitir el Sr. Wert? ¿Sería una buena decisión? ¿Cómo debe tomar las decisiones el Sr. Wert? El Sr. Wert goza de una fama que le precede en tanto a la toma de decisiones. Aparentemente se precipita, se desdice y le corrigen desde Europa. Pero me cuesta creer que el ministro de Educación, Cultura y Deporte no sepa tomar decisiones. Es más, estoy convencido de que se ha entrenado específicamente para ello. De hecho, si ha llegado a ser ministro ha sido, en gran medida, por las decisiones que ha ido tomando a lo largo de su vida profesional.

Cada día tomamos miles de decisiones, así que quizás les interese conocer el siguiente protocolo para tomar decisiones eficaces. Permítanme que en primer lugar les explique el procedimiento con el objetivo de hablar el mismo idioma en el momento de analizar las decisiones del Sr. Wert. El punto de partida para poder tomar una buena decisión es un exquisito y detallado análisis del contexto que enmarca la decisión, con el objetivo de obtener información válida y fiable que guíe el resto del proceso. Lógicamente, cuanta mayor responsabilidad, o mayor sea el impacto de las consecuencias de una decisión, más debemos invertir en analizar el contexto.

Alternativas

Una vez hemos analizado el contexto, el siguiente paso consiste en elaborar una lista de alternativas. El error del común de los mortales es que filtramos las alternativas quedándonos únicamente con las cómodas, evidentes y fáciles. Pero no debemos olvidar que siempre hay más alternativas. Que no las apreciemos no significa que no existan. Ahora estamos en disposición de analizar las implicaciones a corto, medio y largo plazo para cada una de las alternativas que tenemos. Habitualmente nos focalizamos en el corto plazo, en el placer y la comodidad, lo que perjudica seriamente la calidad de nuestras decisiones.

Después de analizar cómo va a evolucionar cada alternativa, llega el momento de priorizarlas. Normalmente hay más de una única alternativa válida. En función del contexto podremos elegir la que más se adecue, minimizando riesgos y maximizando beneficios. Dejaremos un espacio de tiempo para repensar y volver a analizar todo el proceso con una perspectiva más crítica. Aprovecharemos para consultar con otros puntos de vista que sirvan para enriquecer nuestra visión, pero recordando en todo momento que no la pueden condicionar, dado que su visión siempre será más parcial que la nuestra.

Oportunidades

Y finalmente emprenderemos la acción valorando si nos vamos adaptando a lo que teníamos previsto. En algunas ocasiones tendremos que rectificar, pero no pasa nada, rectificar es de sabios y aprender del error es de obligado cumplimiento si queremos evitar volver a caer en la misma trampa. ¿A que no parece complicado? En realidad es bastante sencillo. Tengo la certeza absoluta de que el Sr. Wert no debe tener ningún problema para aplicar esta sencilla metodología. Su cuidada educación y las oportunidades que tiene para rodearse de los mejores asesores nos indican que no debería haber error posible en este sencillo procedimiento de toma de decisiones. Incluso en el punto más crítico, al analizar el contexto, puedo apostar todo o nada a que el Sr. Wert no debe tener el más mínimo problema para obtener información válida y fiable.

¿Así dónde está el error? Bueno, ¿Hay algún error? El error, si lo hubiera, lo podemos localizar y entender al analizar el contexto que determinan sus decisiones. Es por este motivo que, a menudo, no entendemos determinadas decisiones. No es que sean malas, es que nuestros intereses y nuestro contexto difiere del de la persona que tiene el poder de decidir.

Decisión acertada

¿Cuál es el contexto del Sr. Wert? ¿Cuál es el contexto que creemos que tiene? ¿Cuál es el contexto que debería tener? ¿Qué objetivos tiene? ¿Los conocemos? ¿Qué directrices tiene? ¿Cuál es la estrategia que da sentido a cada uno de los movimientos?

Ahora bien, servido esta el debate… ¿Sobre qué contexto deberían estar tomando decisiones nuestros líderes? ¿Pensando en quién?
Y si me permiten, para terminar, una última pregunta… ¿Si dimitiera el Sr. Wert, sería una decisión acertada?

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