Acumulamos, acumulamos y acabamos explotando. Bueno no todo el mundo. Hay personas que implotan, personas que aparentemente no hacen daño a nadie, pero que se aíslan, se autocastigan y que comenten conductas de riesgo para ellas mismas.
Pero también los hay que ni explotan ni implotan, personas a las que no se les conoce un enfado, ni un ataque, ni una sola implosión. Podemos aprender a gestionar en vez de aguantar, a vaciar nuestra mochila en vez de cargarla, a poner cortafuegos que eviten que nuestro centro de control emocional pierda el control.
En este video te proporciono una descripción para que puedas valorar si eres de los que explotan o de los que implotan así como herramientas para poder gestionar el día a día sin necesidad de implotar ni explotar.