¿Qué conduce a una persona a falsificar una vida? Bueno, no nos rasguemos las vestiduras por lo que ha hecho Anna Allen, posiblemente conozcas a más de una persona que está viviendo una vida falsa, aparente o fabulada. Incluso es posible que esa persona seas tu mismo.
Nos educan buscando el reconocimiento y el éxito a cualquier precio. Cuando la presión para conseguirlo es muy elevada y los recursos para conseguirlo son escasos, corremos el riesgo de cubrir ese hueco con una construcción, con una historia.
Es posible que tu también puedas llegar a hacer lo mismo que Anna. Incluso es posible que ya lo hayas hecho. ¿Tienes un curriculum inflado? ¿Alquilas un coche de lujo para ir a ver a posibles socios para tus proyectos? ¿Te dejas ver en determinados ambientes para conseguir un beneficio social? ¿Tienes un bolso carísimo pagado a plazos?
Si ya se que Anna ha ido más lejos, pero la motivación es la misma. Necesitamos mentir, falsificar, inflar y exagerar nuestros logros y nuestra vida para poder estar a la altura de las expectativas y ser aceptados.
¿Pero expectativas de quien? ¿Aceptados por quien? Quizás debas empezar por analizar tus propias expectativas ya que posiblemente hayas interiorizado algunas expectativas irreales o no ajustadas como propias. Todo el mundo cree saber lo que necesitamos, lo que tenemos que ser, o los objetivos que nos merecemos; pero si te paras a pensar fríamente, las expectativas que una persona puede depositar en ti pueden estar equivocadas, por mucho que sea tu padre, tu profesor o tu pareja.
Tenemos continuas presiones para crearnos necesidades, pero la clave, esta, créeme, en que analices tus necesidades reales sin presiones internas o externas. Sé que este análisis requiere de una gran dosis de fortaleza emocional, pero te aseguro que los resultados positivos están garantizados.
Una vida sana se basa en la capacidad para analizar, pensar y elegir con calidad; así que te voy a presentar algunas de las fortalezas emocionales que te van a ayudar a elegir tu propia vida sin necesidad de maquillarla o construirla, las fortalezas que te van a ayudar a ser más feliz.
Empieza por ganar distancia para poder disponer de una perspectiva mejor, más global. Desde la distancia analiza cuáles son tus objetivos, deseos y necesidades. Haz una lista. Ahora ha llegado el momento de que vuelvas a valorar todo lo que has puesto en la lista para identificar si realmente los sientes como tuyos propios o si crees que los has fijado a partir de presiones externas.
Ahora ha llegado el momento de valorar si siguen siendo vigentes o si necesitan de una revisión o adaptación. No es fácil, lo sé, pero merece la pena. Solo una cosa más para terminar. Valora el sentido que tiene para ti la vida que llevas y el coste que tiene mantener una fachada… Analízalo sin engañarte.
Piensa, que a menudo, como en el caso de Anna, el gap entre la vida real y la imaginada suele pasar una factura emocional negativa. Detente. Estas a tiempo. Valora si debes seguir en la misma dirección o si es mejor un cambio. Analiza el coste que estás pagando. Sé valiente y decide ser tú el dueño de tu destino. Céntrate en vivir una vida real, verás que es mucho más rica, sana y plena que vivir una vida basada en la fantasía.