Cuando todo va mal cualquier cosa es buena. Cuando las cosas no van como esperamos, cualquier alternativa nos puede resultar atractiva, sea acertada o no. De hecho no estamos valorando la alternativa en sí ya que, en realidad, lo que estamos buscando es un cambio, sea lo que sea.
Nuestra receptividad al cambio no nos permite analizar la realidad correctamente; por lo que, al final, el responsable de nuestro éxito o fracaso suele ser el azar o el oportunismo. De hecho ese es el gran peligro: creer que la alternativa es buena, cuando, quizás, tan solo es mejor que lo que tenemos, pero en realidad no es suficientemente buena.
Entonces… ¿Los de Podemos son buenos o no? Pues no lo se, pero independientemente de que lo sean, de que no lo sean o de que aparenten serlo, tienen a millones de personas, adeptos e incluso algún que otro apóstol, especialmente receptivos y predispuestos a seguirlos incondicionalmente y prácticamente a ciegas.
¿Entonces son malos? Pues tampoco lo se. En realidad me preocupan algunos temas como por ejemplo la oportunidad que supone para los oportunos oportunistas. Me preocupa que su programa y su organización no estén a la altura de las expectativas que están generando. Me preocupa que centren tanta expectativa en un líder. Me inquietan los apóstoles con fe ciega. Me preocupan los discípulos incondicionales. ¿Qué es diferente de lo que tenemos? No me cabe ninguna duda. ¿Qué lo que tenemos no funciona? Tampoco lo dudo… ahora bien, no estoy tan seguro de que tengan la calidad y la solidez necesaria que esperamos que tengan.
Me preocupa también el modo en cómo gestionarán el impacto de algunas de las medidas o promesas electorales que tienen, especialmente de sus propuestas más radicales. Las revoluciones siempre tienen un sobrecoste, unos grandes beneficiados y unos grandes perjudicados. Las revoluciones siempre son violentas; personalmente, prefiero una evolución pacífica.
Pero más allá de Podemos me preocupan las personas que creen en Podemos y las que no creen. Me preocupa la fe ciega, el autoengaño, las falsas expectativas y la defensa a ultranza propias de las personas que esperan que Podemos les cambie la vida. Pero también me preocupan las personas que ven como se les puede escapar el poder y las tácticas que pueden llegar a utilizar para no perderlo.
Cuidado, no hay que cambiar por cambiar aprovechando el oportunismo, sino que se tiene que analizar qué es lo que no funciona y darle la solución adecuada. Nuestro sistema no funciona, está agotado, necesitamos una alternativa y una salida; pero cuidado, cualquier cosa no tiene por qué ser buena. Cuando necesitas una salida es muy posible que estés completamente agotado; es más, posiblemente hayas estado luchando y hayas llegado a tu límite.
Tenemos un gobierno repleto de corrupción, robos y desprecio a las personas. Un gobierno que nos ha agotado… que se ha esforzado en agotarnos… Necesitamos una alternativa, o quizás mejor, una solución, pero analicemos contemplando otras alternativas posibles. Quizás, no lo se, Podemos no sean mucho mejor que ellos, aunque aparentemente no lo parezca… Despejemos la incógnita, no hagamos actos de fe, no perdamos nuestro criterio –si algún día lo tuvimos- y analicemos desde una perspectiva crítica… Hace tiempo escribí un artículo titulado ‘No te creas todo lo que te cuentan’… pues eso… en un sentido o en otro…
Créeme, es mejor que decidas tu, no dejes que lo haga el cansancio, la ira, la necesidad o la esperanza… Trata de estimular tu intelecto para asegurarte de elegir la mejor opción… y si al final de este proceso de análisis concluyes que Podemos es la mejor opción, no dudes en votarles, apoyarles y ayudarles… Pero recuerda, no hagas un acto de fe desesperada… analiza, exige y decide…