Cómo gestionamos el riesgo

gestion riesgoCada año imparto una sesión de gestión del riesgo para alumnos de máster. Además del ámbito académico, imparto charlas sobre gestión del riesgo a personas que toman decisiones a nivel directivo, por lo que es un tema que me gusta especialmente. Me ha encantado ver cómo Rajoy hacía referencia a los riesgos de una Catalunya independiente, ya que me ofrece material de calidad para ilustrar algunos de los conceptos que expongo.

Una de las grandes ventajas a la hora de gestionar riesgos es la capacidad para prever lo que puede ocurrir en el futuro. Este es el factor que diferencia a los buenos de los malos gestores. Permítanme un ejemplo que lo ilustre. De la misma manera que Rajoy está anticipando lo que puede pasar si Catalunya se independiza, imagino que ha analizado los riesgos que suponen todas y cada una de sus decisiones y de sus ‘no decisiones’.Imagino que tenía claro que los recortes en educación iban a provocar la desmotivación del profesorado, una disminución de la calidad de la educación, menor porcentaje de alumnos universitarios, pérdida de nivel educativo y capacidad competitiva, y peor acceso a la universidad. De la misma manera pudo prever perfectamente los riesgos y consecuencias de los recortes en materias de sanidad, en materia de servicios a la ciudadanía y de la nueva política económica y fiscal.

¿Sabías que el principal riesgo en la toma de decisiones es la sobrevaloración de las propias capacidades?

Si crees que estás capacitado para realizar una tarea cuando en realidad no lo estás, pueden ocurrir todo tipo de desgracias. Pero este no es el único factor crítico que determina una buena o mala gestión del riesgo, sino que hay más. Cuando se mezcla el deseo y el miedo con la realidad, estamos distorsionando las consecuencias de nuestras decisiones, e incrementando o disminuyendo el riesgo de que sucedan determinadas consecuencias. Cuando deseamos que ocurra una cosa, creemos que existe menos riesgo y subestimamos las consecuencias de los riesgos asumidos. De la misma manera, cuando tememos algo incrementamos los riesgos y la probabilidad subjetiva de que ocurran las consecuencias temidas, confundiendo la posibilidad con la probabilidad y magnificando las consecuencias de los riesgos que no queremos asumir.

Una vez hemos realizado una valoración distorsionada de los riesgos de una acción determinada, pasamos a desplegaremos un amplio abanico de recursos para reafirmar nuestra desacertada idea. Si es necesario nos auto engañaremos, filtraremos los datos y la realidad en consonancia con nuestras creencias, justificaremos lo injustificable o buscaremos chivos expiatorios y cabezas de turco para ocultar nuestro error.

¿Acaso te has visto reconocido? No te preocupes, errar es humano y aprender de sabios. Lo mejor que puedes hacer es aprender a analizar bien el contexto, aprendiendo a identificar lo que es realmente importante de lo accesorio, y sin dejarte ningún dato relevante por el camino. Después debes ser capaz de identificar diferentes alternativas, no solo las evidentes, fáciles o explícitas. Y finalmente, has de poder prever las consecuencias y los riesgos de dichas alternativas a corto, medio y largo plazo, de manera realista y sin autoengaños.

Pero no me puedo creer que no haya nadie cercano a Rajoy que no conozca esta fácil y clásica metodología de evaluación de riesgos; lo que me conduce a un nuevo hilo de pensamiento. La gestión del miedo asociada a los riesgos.

¿Sabías que el miedo es la moneda de cambio preferida cuando alguien quiere manipular a una persona en su beneficio propio? El miedo paraliza, inmoviliza y crea inseguridad y dependencia… Interesante, ¿no?

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